Presentación
El libro Algunos Escritos y Algo de Reflexión, constituye la compilación de una serie de escritos realizados en su mayoría en los años correspondientes al 2001 al 2003. Mismos que derivaron en nuestro andar por la ciudad, de mis vivencias por la colonia Sambulá, de mis relaciones humanas con el prójimo y de una buena cantidad de charlas sostenidas con una gran cantidad de amigos que me distinguen con su amistad. Aunque a decir verdad, este tipo de escritura derivó de múltiples sugerencias que me hiciera en vida el Lic. Hernán Arturo Menéndez Rodríguez (+) en amenas charlas sostenidas con él y con nuestro grupo de béisbol dominical con los hermanos Franco (Iván, Jorge y Carlos). Charlas que se realizaban después de la práctica del deporte de nuestros amores y que se prolongaban durante varias horas. En ellas, además de discutir temas de coyuntura y de trascendencia, hacíamos rémora de nuestras costumbres y de la forma como habíamos crecido en esta hermosa ciudad de Mérida. Recordábamos juegos infantiles y el crecimiento desmesurado de las colonias de la ciudad, así como de los amigos comunes que conocimos y tratamos en tiempos diferentes, mismos que al distinguirnos con su amistad dieron lugar a que nos refiriéramos a ellos, complaciéndonos gratamente tal coincidencia. El haber realizado estos escritos y entre ellos algunas reflexiones, me ha brindado la oportunidad de recrear momentos importantes en mis ya medio siglo de vida. Como decimos muchos yucatecos, el momento que nos ha tocado vivir ha sido el más importante, tanto que al referirles a las nuevas generaciones nuestras vivencias, sobre todo como estaba conformada la ciudad y sus respectivos barrios y colonias, quedan más que sorprendidos: escépticos ante la narración de hechos que contrastan con algún familiar que les ha referido algo similar en otro momento. Me ha dado también dichos escritos, como he mencionado con anterioridad, la posibilidad de hablar de mí colonia Sambulá que recibió y cobijo a mi familia cuando hicimos nuestro arribo desde Halachó hace más de cuarenta años. Y lo hizo sin egoísmos, abriéndonos los brazos sin ninguna restricción. ¡Claro está! Que en esta relación tuvieron mucho que ver mis padres, quienes tenían una idea muy clara de la vida en comunidad y de ayuda mutua, Tal como lo demostraron en las muchas iniciativas que tuvieron que hacerse en los sesenta para hacer de la colonia mencionada, un lugar digno para vivir. Como lo fue la electrificación, agua potable, limpieza de las calles (prácticamente eran veredas), espacios para jugar; esto último entre la tierra y las piedras. En verdad hay mucho que describir de este espacio geográfico ubicado en parte sureste de la ciudad de Mérida. Espacio que en los albores del siglo XXI, no queda más que el recuerdo y la añoranza de los que tuvimos la suerte de vivir esa época, hoy referidos en el presente trabajo de mí autoría. Algunas otras reflexiones han provenido de la experiencia profesional y de mis relaciones humanas.
Además de la educación familiar recibida de hacer amigos siempre y de hacer el bien a los demás, muestro también, la educación adquirida en las aulas, ambas contribuyeron significativamente al sentido de la unidad y a la integración, quizá esto ultimo fue lo me llevó a participar en diferentes actividades desde la infancia tales como: actividades culturales, trabajo en grupo, apoyos a la escuela a la iglesia del lugar etc. Haberlo hecho dio lugar sin duda a transmitir la experiencia adquirida a través de consejos, hoy hecho a manera de reflexión. Lo que me complace gratamente.
La existencia misma y la oportunidad de vivirla y transmitirla se convierten en verdad, en un privilegio. Por eso debo de estar agradecido también a Don Joaquín Bestard, Pedro Hernández, Roldán Peniche, Roger Campos (hace un tiempo que no lo hace), por la oportunidad de haberme invitado a participar en sus charlas de café, realizadas invariablemente los jueves por la mañana. Escucharlos y participar en sus tertulias ha sido una experiencia única e inigualable, que se ha traducido en algún escrito de mí parte en algún momento.
De manera especial agradezco a Don Joaquín Bestard el prólogo que le ha dedicado al trabajo, sé que lo he metido en un aprieto al solicitarle tal encomienda, pero debo decirle que me esforzaré para ir mejorando día con día. A la Licenciada Alejandrina Garza compañera universitaria, muestro una enorme gratitud por la dedicación de su valioso tiempo para revisar los escritos, sus comentarios y sugerencias no solo han sido atinadas sino que han contribuido a darle al texto el soporte técnico que requería. Por último agradezco a la Sra. Patricia Sánchez el trabajo mecanográfico realizado en los espacios robados a su familia.
Insistir en que el contenido del libro deriva de mis vivencias recogidas en mí andar por la vida en esta bella ciudad de Mérida, por lo tanto lo que en él he dejado a través de las letras y la combinación requerida para formas las palabras y como consecuencia de los textos son de mí única responsabilidad.
Jorge Luis Canché Escamilla
El libro Algunos Escritos y Algo de Reflexión, constituye la compilación de una serie de escritos realizados en su mayoría en los años correspondientes al 2001 al 2003. Mismos que derivaron en nuestro andar por la ciudad, de mis vivencias por la colonia Sambulá, de mis relaciones humanas con el prójimo y de una buena cantidad de charlas sostenidas con una gran cantidad de amigos que me distinguen con su amistad. Aunque a decir verdad, este tipo de escritura derivó de múltiples sugerencias que me hiciera en vida el Lic. Hernán Arturo Menéndez Rodríguez (+) en amenas charlas sostenidas con él y con nuestro grupo de béisbol dominical con los hermanos Franco (Iván, Jorge y Carlos). Charlas que se realizaban después de la práctica del deporte de nuestros amores y que se prolongaban durante varias horas. En ellas, además de discutir temas de coyuntura y de trascendencia, hacíamos rémora de nuestras costumbres y de la forma como habíamos crecido en esta hermosa ciudad de Mérida. Recordábamos juegos infantiles y el crecimiento desmesurado de las colonias de la ciudad, así como de los amigos comunes que conocimos y tratamos en tiempos diferentes, mismos que al distinguirnos con su amistad dieron lugar a que nos refiriéramos a ellos, complaciéndonos gratamente tal coincidencia. El haber realizado estos escritos y entre ellos algunas reflexiones, me ha brindado la oportunidad de recrear momentos importantes en mis ya medio siglo de vida. Como decimos muchos yucatecos, el momento que nos ha tocado vivir ha sido el más importante, tanto que al referirles a las nuevas generaciones nuestras vivencias, sobre todo como estaba conformada la ciudad y sus respectivos barrios y colonias, quedan más que sorprendidos: escépticos ante la narración de hechos que contrastan con algún familiar que les ha referido algo similar en otro momento. Me ha dado también dichos escritos, como he mencionado con anterioridad, la posibilidad de hablar de mí colonia Sambulá que recibió y cobijo a mi familia cuando hicimos nuestro arribo desde Halachó hace más de cuarenta años. Y lo hizo sin egoísmos, abriéndonos los brazos sin ninguna restricción. ¡Claro está! Que en esta relación tuvieron mucho que ver mis padres, quienes tenían una idea muy clara de la vida en comunidad y de ayuda mutua, Tal como lo demostraron en las muchas iniciativas que tuvieron que hacerse en los sesenta para hacer de la colonia mencionada, un lugar digno para vivir. Como lo fue la electrificación, agua potable, limpieza de las calles (prácticamente eran veredas), espacios para jugar; esto último entre la tierra y las piedras. En verdad hay mucho que describir de este espacio geográfico ubicado en parte sureste de la ciudad de Mérida. Espacio que en los albores del siglo XXI, no queda más que el recuerdo y la añoranza de los que tuvimos la suerte de vivir esa época, hoy referidos en el presente trabajo de mí autoría. Algunas otras reflexiones han provenido de la experiencia profesional y de mis relaciones humanas.
Además de la educación familiar recibida de hacer amigos siempre y de hacer el bien a los demás, muestro también, la educación adquirida en las aulas, ambas contribuyeron significativamente al sentido de la unidad y a la integración, quizá esto ultimo fue lo me llevó a participar en diferentes actividades desde la infancia tales como: actividades culturales, trabajo en grupo, apoyos a la escuela a la iglesia del lugar etc. Haberlo hecho dio lugar sin duda a transmitir la experiencia adquirida a través de consejos, hoy hecho a manera de reflexión. Lo que me complace gratamente.
La existencia misma y la oportunidad de vivirla y transmitirla se convierten en verdad, en un privilegio. Por eso debo de estar agradecido también a Don Joaquín Bestard, Pedro Hernández, Roldán Peniche, Roger Campos (hace un tiempo que no lo hace), por la oportunidad de haberme invitado a participar en sus charlas de café, realizadas invariablemente los jueves por la mañana. Escucharlos y participar en sus tertulias ha sido una experiencia única e inigualable, que se ha traducido en algún escrito de mí parte en algún momento.
De manera especial agradezco a Don Joaquín Bestard el prólogo que le ha dedicado al trabajo, sé que lo he metido en un aprieto al solicitarle tal encomienda, pero debo decirle que me esforzaré para ir mejorando día con día. A la Licenciada Alejandrina Garza compañera universitaria, muestro una enorme gratitud por la dedicación de su valioso tiempo para revisar los escritos, sus comentarios y sugerencias no solo han sido atinadas sino que han contribuido a darle al texto el soporte técnico que requería. Por último agradezco a la Sra. Patricia Sánchez el trabajo mecanográfico realizado en los espacios robados a su familia.
Insistir en que el contenido del libro deriva de mis vivencias recogidas en mí andar por la vida en esta bella ciudad de Mérida, por lo tanto lo que en él he dejado a través de las letras y la combinación requerida para formas las palabras y como consecuencia de los textos son de mí única responsabilidad.
Jorge Luis Canché Escamilla
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